5. Las vírgenes negras
5.2. Distribución (I)
En el mapa de la página mostramos distribución de las tallas negras por provincias -siempre en función de la muestra trabajada-, con el margen de error que la dificultad de la propia clasificación comporta.
De la observación de este resultado podríamos destacar diferentes aspectos.
La distribución de tallas de encarnadura negra no se corresponde en general con la distribución de la imaginería medieval. Sería de prever que la proporción de tallas de encarnadura o tradición negra fuera más o menos constante con respecto a la de tallas medievales y, además, que su distribución por la Península fuera también semejante al resto de las tallas medievales. Sin embargo, no es así. .
No muestran una expansión natural desde las zonas de mayor concentración. Sería de prever que se expandieran desde lugares cercanos o colindantes, pero tampoco es así. Existen reductos con notables concentraciones que parecen “aislados” de otras zonas limítrofes. .
Una conclusión de estas dos primeras observaciones podría ser que la vía de extensión de las tallas negras fuera distinta a la de la imaginería mariana tradicional: las tallas de encarnadura negra podrían haber estado circunscritas a grupos sociales o de pensamiento concretos, mientras que las tallas no negras seguían una distribución por canales más generales; solamente es una posibilidad.
Otra conclusión podría ser que el número relativo de imágenes de encarnadura negra en zonas largamente islamizadas es sorprendente. Tomando en consideración la idea de que las imágenes de encarnadura negra se circunscribieran a grupos concretos en lugar de ser parte de las vías organizadas, podríamos suponer que, con la implantación de algún tipo de re-consideración religiosa, los amigos de la liturgia mozárabe y/o la cultura clásica -a las cuales podrían pertenecer las imágenes de encarnadura negra- “buscaran refugio” en zonas no afectadas por el cambio.
Tenemos conocimiento, por ejemplo, de que parte del clero Leonés -devoto de la Virgen de Regla de León- buscó refugio precisamente -y nada menos que- en zona musulmana en el momento de la incorporación de León a la corona castellana.
