Vírgenes Medievales Hispánicas

3. Las primeras imágenes

3.4. Sus característica (II)

Son de pequeño tamaño.

La mayoría de las imágenes antiguas presentan un tamaño no superior a un metro. Algunas son extremadamente pequeñas, como la “Santuca” o Virgen de Liébana, en Cantabria, o la Virgen de la Cisa de Premiá de Mar, en Barcelona, que no superan los 20 cm. Sus dimensiones sugieren imágenes para “particulares” en lugar de objetos de culto para lugares religiosos. No son, por tanto, grandes imágenes destinadas a la veneración en grandes templos.

Su expresión es distante.

Muchas de estas imágenes parecen no estar en contacto ni con el espectador ni con el infante. Su expresión es ausente, traspasando la realidad del espectador: están “más allá”. Ese aspecto de “no relación” destaca precisamente en las imágenes más antiguas. Más adelante se humanizarán y entrarán en relación tanto con el infante como con el espectador.

Sus fisonomías son muy distintas entre ellas pero de enorme parecido con la del infante

Estamos acostumbrados a ver una cierta similitud entre los rostros actuales de las imágenes de María: son cánones de belleza que, por su naturaleza religiosa, tienen tendencia a perdurar. Las imágenes románicas de entonces, en cambio, son muy diferentes entre sí -casi me atrevería a afirmar que representan tipologías de personas de la zona-; en cambio, llama la atención la enorme similitud del rostro de María con el del infante: seguramente sea una clara voluntad de mostrarlo como hijo propio en un momento de fuertes discusiones sobre el adopcionismo.

No suelen mostrar el pelo o bien lo presentan rubio.

Las imágenes más antiguas suelen presentar una vestimenta que les cubre completamente el pelo, pero, si se le ve (y a diferencia de las imágenes actuales), su cabello suele ser rubio. Por supuesto, es cierto que el color del cabello es fácil de cambiar, pero también lo es que los francos y los visigodos -de estirpe germánica- eran rubios, y probablemente las imágenes reproducían su aspecto, del mismo modo que ahora acostumbramos a representarlas con el pelo oscuro.

Muchas de ellas salen en romería.

La práctica de las romerías de las vírgenes milagreras se mantiene todavía en gran parte de la Península. Es común que en sus festividades salgan de su santuario y marchen en romería visitando localidades cercanas. Algunas de ellas recorren sierras que fueron en su momento zonas limítrofes con el mundo musulmán.

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