5. Las vírgenes negras
5.7. Engalanadas
Curiosamente y contra lo que cualquiera podría esperar, hay, proporcionalmente, un nº elevado de imágenes de encarnadura negra en el Sur de España. Un territorio que fue musulmán durante toda la edad media, no parecería el lugar propicio para encontrar imágenes marianas. Sin embargo, es allí donde encontramos algunas de las tallas negras más antiguas y también la pertinaz tradición de esculpir imágenes con encarnadura negra en Siglos tan avanzados como el XVI y XVII.
Como explicación para este hecho, se habla, a menudo, de las imágenes que fueron llevadas allí durante la Reconquista. Indudablemente este hecho explica algunas tallas godas de la zona pero, particularmente, creo que existe otra explicación añadida que incidiría en el hecho que las tallas sea, precisamente, negras. Creo que el territorio musulmán, en aquel momento de gran ilustración y alto nivel de civilización, y, consecuentemente, de gran aceptación de las diferencias culturales, fue lugar de acogida de grupos cristianos con problemas entre concepciones religiosas diferentes. Está constatada, por ejemplo, la llegada de frailes leoneses a territorio musulmán en el momento de les persecuciones cátaras.
Vale la pena añadir que el aspecto con el qué acostumbramos a ver estas imágenes nos encubre su antigüedad y procedencia. El Gusto por el realismo y la belleza del colorido y la riqueza del carácter del Sur, hace que, habitualmente, las veamos engalanadas, con ropajes, joyas o incluso pelo natural que nos distrae de su aspecto básico.
Veamos, -(a bajo)- por ejemplo, imágenes como La Virgen de Regla de Chipiona o la Virgen de Guadalupe de Cáceres, sin ropajes o engalanadas. Son casi irreconocibles. Desprovistas de ropaje muestran un aspecto profundamente godo, mientras que engalanas, se muestran al estilo colorista del Sur.
Y ya que estamos en el Sur y comentando su peculiar, colorista y espectacular forma de manifestar su religiosidad mariana, me gustaría añadir que no parece muy descabellado pensar que esta peculiar forma de culto, externo, de gran visibilidad social, con gran , y manifiesta, intervención en la muestra socialmente pública de la religiosidad , bien pudiera provenir de la "necesidad" en tiempos remotos de hacer constar su cristianismo de manera evidente e indudable, de una población que, de no ser así, igual le costaba muy caro. Las formas de vivir la religión de un pueblos, también tienen sui por qué y la del Sur es extrovertida, externa y socialmente manifiesta y bien podría ser ese el motivo de esa liturgia tan preciosista y esas "puestas en escena" tan sentidas y arraigadas.