Vírgenes Medievales Hispánicas

1. El Substrato

1.1. Isis. La influencia del mundo egípcio

El cristianismo acabaría arraigando en la Península de la mano de la romanización, y su influencia se vehiculó a través de una región vecina del propio Imperio: el norte de África. Desde allí llega tanto el cristianismo copto como, en el mismo viaje e intercambio, las diosas de la antigua tradición egipcia. Una de ellas tendrá especial importancia en la Península: se trata de la diosa Isis. Curiosamente, los atributos de Isis tienen una similitud asombrosa con los de María. Su coincidencia es tal que, más que un substrato facilitador para la incorporación de la nueva ideología, los atributos de Isis parecen haberse incorporado a la María cristiana.

Los atributos de la diosa egipcia Isis son similares a los de María en los siguientes aspectos:

* Isis es madre de un dios. Madre del dios Horus, el dios egipcio por excelencia.

* Isis es una virgen fértil. "La Virgen de la que nacerá fruto" es una de las advocaciones de Isis.

* Isis en egipcio es "Ast", y "ast" significa "trono", como María sería el trono de Dios.

* Isis tiene su morada en Sirio, algo cercano a la advocación mariana "estela matutina".

* Isis asiste a la muerte de su marido y a su resurrección.

Isis, la Gran Maga representada en el tarot egipcio como la gran sacerdotisa, había arraigado ya en vastos territorios cuando se romanizó Europa y, de manera especial, en la Península. Una prueba inequívoca de ello es que cuando Justiniano prohibió el culto de Isis en Oriente, sus sacerdotes se asentaron en Hispania por considerarla un territorio proclive. El culto a Isis está documentado (incluso en fecha tan tardía como finales del siglo III) en lugares tan importantes como Mérida, León, Astorga, Guadix, Sagunto y Tarragona, que son las grandes concentraciones del momento, y se tiene constancia fehaciente de que algunos de los santuarios dedicados a Isis fueron, posteriormente, “santificados” y “cristianizados” de forma, por lo general, integradora y pacífica.

A partir del siglo III aparecen en la Península invocaciones a la Virgen cristiana con epítetos que evocan la tierra y la fertilidad. Algún poeta religioso hispánico, como Prudencio, que sigue de cerca los escritos de estudiosos orientales como Ambrosio e Ireneo, emplea advocaciones tan explícitas como: “el fruto floreció en el vientre de María” o “la Tierra ha dado su fruto”. También para Ireneo, la Virgen dio a luz virginalmente como “el agua pasa a través de un canal”. Todas estas invocaciones tienen una innegable reminiscencia de las advocaciones de la diosa Isis.

La “cristianización” de diosas anteriores está aceptada actualmente por la Iglesia católica, tal y como puede verse en libros tan inequívocamente católicos como “El Libro de la Virgen” del Centro Bíblico Católico. Este hecho es de gran importancia para poder interpretar algunas simbologías de las imágenes y enfocar el estudio de las mismas en su completa posible dimensión.

Isis. En pintura y en escultura de bulto redondo.Fuente:Wikimedia Commons
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