1. El Substrato
1.4. Nabia. El norte peninsular
En el norte peninsular había poblaciones de piel y cabello claros, venidos al parecer de las Islas Británicas. En el aspecto religioso, eran politeístas y creían en espíritus de la naturaleza y en la reencarnación. Eran los celtas. Los celtas tenían una casta social encargada de la función espiritual: los druidas. Parece que sus divinidades estaban relacionados con la naturaleza y la "triplicidad", entendida como grupos de tres, aspecto que podría, también haber sido elemento e la suma final. Entre sus diosas estaba Epona, diosa del fruto de la tierra, del crecimiento y de la abundancia que eso significa y representada, a menudo, en un establo.
También en el norte, tenemos documentados pueblos de ojos y cabello oscuros; son los pueblos cántabros, astures y vascos. Su religiosidad, poco conocida, parece que tenía relación con los astros y el firmamento y, si atendemos a su idiosincrasia natural, seguro que estaba también muy enraizada en la naturaleza. A ella aludirían, sin duda su "diosa Mari" y su Basajaun, o cuidador de los bosques y las montañas y sus genios femeninos con distintos lugares de culto siempre ligados a fuentes, ríos, o grutas, como lo estarían, también, las primeras Marías.
Su concepción religiosa, con la diosa Amalur -o también Maia o Mari-, como diosa suprema, parece que se volcaba en la exigencia de las normas de conducta grupales. La recompensa a una buena vida era residir en la gruta de Mari, en el reino de la noche, junto con todos los antepasados.
En la zona que recorre el norte de Portugal, pero también en las zonas ya citadas de Galicia y Asturias, está documentada la diosa Navia, muy relacionada con el agua y los ríos. Olivares Pedreño nos recuerda que José Luís Melena, en sus estudios publicados en 1984, indicaba que Navia sería la diosa “de los valles selvosos, de los bosques y de los montes, valles que pudieran acoger la presencia de un río que explicaría su vinculación con deidades acuáticas” (OLIVARES PEDREÑO, J. Carlos. Los Dioses de la Hispania céltica. Real Academia de la Historia - Alicante, 2002).). Y el mismo Olivares Pedreño añade que Navia era “la diosa lusitana a la que más ampliamente se rendía culto al norte del Duero”. Es más que plausible que la etimología del río Navia, entre Lugo y Asturias, tenga relación con el recuerdo de la diosa. Algunas de las alocuciones de Navia sugieren la protección de algunas localidades específicas, algo que el futuro ostentará, también, María.
Señala Fernández Conde .- (FERNÁNDEZ CONDE, Francisco Javier. La religiosidad medieval en España: Alta Edad Media, volumen 1. Ediciones Trea -Gijón, 2008).(que entre los pueblos de las zonas montañosas del norte, astures y vascones y, en general en las zonas montañosas, la pervivencia de los dioses locales fue más larga que en los llanos. Parece que el cristianismo no se documenta hasta el siglo VII; sin embargo en las zonas más bajas, con urbes que pudieran actuar como centros de difusión, como son las zonas norte de Astorga y León, pudiera pensarse en el inicio de la cristianización desde el siglo III. Fernandez Conde indica, así mismo, que si bien en Cantabria la romanización fue más profunda que entre astures y vascones, perdió mucha influencia a partir del siglo IV y es solamente a partir del siglo VI cuando pueden documentarse los obispados. Esto explicarían que el culto a las deidades femeninas locales se alargara allí mucho tiempo.
También en Galicia, con substrato celta y suevo, la cristianización llegó de forma tardía y no se detecta allí estructura eclesial cristiana antes del Siglo VI y se tratará de un cristianismo muy rural y priscilianizado.