Vírgenes Medievales Hispánicas

1. El Substrato

2.1. Los visigodos

El principal pueblo germánico que se asentó en la mayor parte de la Península Ibérica durante los siglos V y VI será el visigodo, que estableció su capital en Toledo. En el norte, Galicia y Portugal estuvieron en manos de suevos y celtas durante algún tiempo, la cornisa cantábrica se mantuvo en manos de astures y cántabros, mientras que en zonas del sur -como la actual Andalucía-estuvo controlada durante algún tiempo por el Imperio Romano de Oriente

Por aquél entonces existía ya una estrecha relación entre Iglesia y Estado: muchos cargos de ambas instituciones estaban interrelacionados. Para que nos hagamos una idea, a finales del siglo VI había ya unas setenta sedes episcopales en la Península. Así se explica la rápida consolidación del pensamiento religioso del poder y el del poder en lo religioso. Pero a diferencia de los romanos, los visigodos eran cristianos "arrianos", esto es, contrarios a la Trinidad, a la naturaleza divina intrínseca de Cristo y a la representación de imágenes. En un primer momento, esta corriente no presentó demasiados problemas, pero tras los Concilios de Éfeso (año 325) y de Constantinopla (año 385), el arrianismo se declaró herético. Ahora, el cristianismo arriano de los visigodos se convertía en una dificultad para la integración de un territorio que mantenía la tradición del cristianismo católico romano. Lo que hasta entonces no había sido un problema, se convirtió en tal hasta que finalmente uno de los reyes visigodos, Recaredo (586-601), se convirtió al catolicismo.

Como buenos nuevos conversos, sus descendientes se ocuparon de María. En este sentido, Ildefonso de Toledo (607-667) introdujo la liturgia mariana en la Península de manera que la figura de María adquirió su facultad de intercesora de la humanidad. No en vano, la expresión "humani generis reparatrix" puede encontrarse ya en distintos textos de la Hispania visigoda.

En las zonas alejadas de las urbes, se desarrolla el movimiento eremita. Se trataba de personas solitarias o "santones" que se instalaban en lugares apartados a hacer vida contemplativa. Estos puntos tuvieron una fuerte influencia en la población y, con el tiempo, se convirtieron en ermitas o cenobios y algunos posteriormente en monasterios

La similitud fonética entre "eremita" y "ermita" nos da idea de la continuidad del fenómeno; unos y otros son lugares de adoración, apartados del mundanal ruido.Algunos de ellos se convertirían en cenobios y, posteriomente, en monasterios

Izquierda: Corona de Recesvinto. Tesoro_de_Guarrazar. Fuente: Wikimedia in Commons. Derecha: Icono bizantino representando el Concilio de Nicea. Fuente: Public domain, Wikimedia Commons
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